viernes, 27 de junio de 2008

Poesía a mi muerte

Este poema lo escribí hace uff cuando tenía 14 creo, bueno aquí lo dejo.


Camino por las tardes turbias del averno,
y en medio del invierno crudo y solitario
aparecen imágenes de sonrisas rotas
y ángeles entregados al olvido.

En el cielo las aves lanzan flechas
a las lágrimas culpables del sabor de la muerte
que cada vez se hace más fuerte en la debilidad absoluta.

La noche me acorruca en su lecho,
me responde y me mata en silencio.
Las pupilas heridas se congelan,
dejando que la luz embriague su destino
y por el río de niebla mi alegría envejecida baeda
temblando en cada paso
y sosteniendo una débil égida.

La sutil felonía del amor,
golpea como relámpagos verdes
a latidos confundidos
y profundos besos leves.

Lloran los recuerdos molestos,
gritan las rosas perdidas
he amado y no me arrepiento,
con pasión a todas las princesas mías
que expoliaron mi aliento
y con un beso callaron mis días.

Y vuelve, incesante, de nuevo, otra vez...

La fragilidad infinita
lacera como las olas del mar
una débil ilusión y piedras
convirtiéndolas en arena.

Soy feliz pero no siento felicidad
¿llorar? paso el día cuestionando su significado
aferrándome a la adicción más vil que he hilado
con hilo de remordimiento, rencor, dolor, odio
violencia, brutalidad par tratar de tejer un corazón deforme...
que yo no sé que al final me regalará otra sonrisa

Hay tantas formas de morir, y creo conocerlas todas
y tan solo una de vivir y no puedo saberlo hasta ahora

El amor toma de mi mano, y la presiona tiernamente
la muerte, no me mira, no me habla, no me toca
solo está a mi lado...

Y vuelve, incesante, de nuevo, otra vez...

Camino por las tardes turbias del averno y
la muerte de rodillas me espera con los brazos abiertos

Y empiezo a sonreír
pues es lo único bello de la vida
y de lo que no lo es.

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