martes, 19 de abril de 2011

Aquella

Letal embrujo de tus ojos como el amanecer

nací en tu sonrisa,
y en ella la brisa me hizo perecer,
pues fue tu encanto indestructible
como el acero que tu corazón rige
y fue apenas perceptible
el sentimiento de odiarte y amarte que mi corazón exige.

Eres princesa, lejos de un reino olvidado
pero que aún vive, aún resiste,
ante el pecado sagrado de un ángel en el que me he convertido,
o hubiera querido ser...
para cuidar a aquella alma tan frágil, tan indefensa,
pero a la vez tan llena de ti.

Como quisiera no haberte conocido
pues ahora me llamo vacío
no hay aire porque...
¿Qué es lo que queda después de un sueño destruido?
¿Dónde es que está el sepulcro de una ilusión a la cual han partido?

Tú eres todo y yo soy tú,
tan sencillo como eso.
No importan las furiosas tormentas
ni las bestias con máscaras de caballeros
pues somos magia y estamos llenos
de un destino ajeno al que no comprendemos
pero que nos seduce lentamente
como una rosa al despertar al sol en sus penumbras
tan ávida de vida
De un ayer que me embriagó con tu nombre
y como un hoy mis alas cortaron,
pues mañana caeré muerto sobre tus brazos y tus pensamientos
más secretos dibujados tal vez sobre mi alma.











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